Artículo - La vergüenza en El Gato con Botas 2
El Gato con Botas 2: El Último Deseo fue una secuela muy esperada por el público en general, chicos y grandes. Aunque personalmente también la esperé con mucho entusiasmo, la experiencia superó mis expectativas con creces. Si bien sabemos que muchas películas "infantiles" hoy en día contienen también mensajes para los adultos que crecimos con los primeros estrenos de una saga, esta película me dejó muy sorprendida por la profundidad con la que tocaron varios temas que nos interpelan a todos, como el miedo, el ego y la muerte, entre otros. Por eso, quisiera analizar detalladamente uno de estos aspectos psicológicos cuyo abordaje minucioso en la película me asombró: la vergüenza.
ALERTA DE SPOILER: Si no viste la película, puede que no quieras continuar leyendo. La verdad es que es tan buena que no creo que nada pueda arruinártela, pero te estoy advirtiendo.
La película en general tiene como tema central la muerte de "la leyenda" que es el Gato con Botas. En las primeras escenas podemos ver a un personaje fiestero, despreocupado, muy seguro de sí mismo, amado por muchos pero, sobre todo, por él mismo. Por estas características de su personalidad, el Gato recibe un golpe fuerte a su ego cuando se da cuenta de que debe elegir entre dejar morir a "la leyenda" o morir él mismo. Toda la película, el Gato lucha contra sí mismo para llegar a descubrir quién es realmente si no la imagen inflada y surrealista que él mismo se enorgulleció por transmitir. Desde el inicio, aunque no fuera tan evidente o dramático, la película nos muestra al protagonista pasando por una crisis de identidad.
Esta crisis de identidad se manifiesta de la forma más impactante en la escena de la Cueva de las Almas Perdidas. Allí lo reciben sus ocho vidas pasadas para recordar junto a él todas sus hazañas, aventuras y éxitos. Todos lo vitorean, lo adulan y cantan para él. Todo parece ir muy bien, ya que el Gato se deja llevar por su narcisismo y recuerda con mucho cariño y admiración a quien fue. En este momento, se representa con claridad algo que a la mayoría nos ha podido pasar: creer que los tiempos anteriores fueron mejores porque hemos tenido versiones más divertidas o intrépidas. La memoria es imperfecta y, en momentos de nostalgia, nos muestra una imagen distorsionada de lo que éramos, o creíamos ser. De esta manera, nos enfrenta a nuestras propias exigencias y aparece el sentimiento que da nombre a este artículo: la vergüenza.
La reunión alegre se distorsiona en el momento exacto en que el Gato menciona que se tiene que ir con otros personajes. Para sus versiones ególatras y orgullosas, no hay lugar para nadie que no sean ellos mismos. Entonces, comienzan a burlarse del Gato y a ridiculizarlo por no estar a la altura de la tan famosa y tan exigente "leyenda". Es aquí cuando podemos notar a otro antagonista, quizás más peligroso que los más fáciles de detectar: el mismísimo protagonista. En este momento se ilustra de forma indudable, pero me ha dejado pensando que, en realidad, el Gato ha estado intentando ocultar su vergüenza ante sí mismo durante toda la película. Sin intención alguna de enfrentarse a sus inseguridades, ha comenzado a huir de ellas, pero lo han alcanzado.
La crisis de identidad del Gato se da porque no puede integrar a "la leyenda" con el personaje que sintió miedo de morir ante el Lobo en la taberna. Psicológicamente hablando, esta separación de sus dos versiones, sumada a sus exigencias internas materializadas en forma de sus vidas pasadas, cumplen con los componentes de la vergüenza. Como señala @psi.mammoliti en su podcast Psicología al Desnudo, para dejar de sentir esta vergüenza, el Gato debe enfrentarse a sus "avergonzadores internos", que le dicen que si él no es famoso, valiente, divertido, temerario, fuerte, INVENCIBLE, es un inútil, no es nadie.
Por suerte, en su último enfrentamiento con la Muerte, el Gato logra hacer este raciocinio para despojarse de sus exigencias. Al recordar los momentos con Kitty y Perrito, se da cuenta de que él es mucho más que las bestias a las que se enfrentó, las fiestas que organizó o las mujeres con quienes estuvo. Los sentimientos genuinos que le han demostrado sus compañeros hacen que se dé cuenta de que, tanto en las aventuras como en los vínculos personales, lo que importa es la calidad y no la cantidad. De esta forma, el Gato logra desidentificarse (proceso necesario para dejar de sentir vergüenza que consiste en reconocer que puedes sentir vergüenza por alguna situación pero eso no define quién eres) de esta imagen de inútil y aburrido que tanto miedo y rechazo le ha causado durante toda la historia.
Si bien la vergüenza en sí no es el eje central de la película, sí creo que es uno de los pilares que llevan al Gato a transformar un poco su ego y, por lo tanto, sus exigencias para al fin reconocer que siente miedo, que no es invencible y que eso está bien. Me gustaría seguir analizando otros aspectos psicológicos y filosóficos que aparecieron en la historia pero, como dije, creo que este debía ser uno de los primeros.
Quisiera saber qué te pareció y si te gustarían más artículos sobre el tema. Gracias por leer y hasta el próximo artículo.
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